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viernes, 25 de septiembre de 2015

TÚ FELICIDAD ES MI FELICIDAD

Mis amigas son uno de los grandes pilares de mi vida. Las conozco desde que íbamos a parvulitos y aunque muchas veces hayamos estado separadas por miles de km siempre sabemos que podemos contar las unas con las otras.

El Tutto, nuestro bar de Paseo San Juan donde solemos quedar para tomar cervezas y ponernos al día, un bar con poco encanto, sencillo, que poco tiene que ofrecer; es para nosotras un lugar de encuentro. Nos ha visto reír, llorar, y compartir todo tipo de momentos.

Recuerdo en especial un día que una de nosotras venía de viaje, hacía tiempo que no la veíamos, había decidido dar un giro a su vida, cambiar de rumbo,  camino y arriesgarse a vivir una nueva experiencia.  Ella solía ser muy expresiva, activa, e incluso a veces tenía un punto de alocada, pero ese día me sorprendió porque llegó tranquila, serena, a paso lento… Cómo era de esperar un abucheo de preguntas empezaron a recaer sobre ella; esperábamos que nos contará lo bien que le iba todo, lo feliz que estaba y lo increíble que era lo que estaba viviendo.  Y no fue así, dejó la taza de té en la mesa, nos miró tímidamente y nos dijo en voz baja “estic bé” “tot està bé”.

No es que nosotras esperásemos una fiesta ni un brindis por lo genial que era todo, pero quizás esperábamos una reacción más eufórica, más emocional, más emotiva… pero no.

Me di cuenta que a veces nos da miedo reconocer, creer que estar tan bien pueda ser real, me di cuenta que cuando quieres mucho a algo o a alguien y este amor es recíproco y maravilloso no lo quieres decir en alto por miedo que se estropee, que lo estropees o que lo quieran estropear.

A veces creemos que no merecemos lo que estamos viviendo, a veces parece que no pueda ser real el que todo esté bien, a veces parece que siempre tengamos que querer algo más o desear algo que no tenemos. 

Pero tenemos que aprender a reconocer que somos felices y compartirlo con los que más queremos. Porqué igual que compartimos nuestras penas, quejas y lloros también tenemos que compartir nuestras alegrías y sonrisas.

Porqué ver felices a las personas que queremos no tiene precio. Y yo aunque estemos muchas veces lejos las unas de las otras no quiero que dejemos de compartir ninguna de nuestras alegrías.

En fin que tantos km en bici sola dan mucho sobre lo que pensar, recordar y reflexionar. Y me doy cuenta de que soy feliz en el mundo en el que vivo, de la suerte que tengo de tener a gente increíble a mi lado, tener salud y poder disfrutar de mi gran pasión que es el triatlón.





1 comentario:

Anónimo dijo...

jsx,,